A estas alturas ya toca contaros del laboratorio. Estoy en el Veterans Affairs Hospital, uno de los muchos hospitales asociados al NYU Medical Center. Varios de ellos se encuentran en línea, a lo largo de la orilla este de la isla. El sitio en sí es viejo y los laboratorios, más. Algo así como los de Farmacia más viejos. También bastante desordenados y polvorientos. Para entrar necesito ID card. Sofia, la chica que me ayudó via mail desde aquí a conseguir todos los papeles necesarios, me acompañó a hacer toooodo el estúpido papeleo que me hicieron hacer y presentar para conseguir la maldita identificación. Sofia es doctoranda del Dr. John Hay y es un encanto. Es muy dicharachera y animada y ya desde le primer día se ofreció a llevarme de compras y a acompañarme a los sitios que quisiera visitar. El Dr. Hay es majísimo también. La semana que viene quedaré con él para concretar mi proyecto aquí. Él tiene su despacho tan desordenado como está el laboratorio. Chicos del 4165, el nuestro es de exposición comparado con este. Así que me he pasado estos días yendo y viniendo a las administraciones de los diferentes centros (Hospital Bellevue, NYU Medical Center (foto con el taxi delante anunciando un spelling bee) y VA Hospital, aparte de la oficina de inmigración que tienen en Park Avenue) y leyendo los papers del grupo. Para ello no cuentan con ningún sitio en particular, ya que los ordenadores los tienen en las mismas poyatas, sí, al ladito de la campana radioactiva, etc. Así que para leer tengo que irme a alguna biblioteca. Tengo donde elegir, la del VA, la de la NYU e incluso la NY Public Library. Esta última (foto) es de libre acceso y está en un sitio super céntrico. Es curiosa la gente que se junta. Mucha es mayor y generalmente son inmigrantes y negros. También se ven algunos indigentes que aprovechan el baño de la biblioteca.
Aparte de Sofia lo que hay son estudiantes de medicina haciendo prácticas y pronto llegará un postdoc. Así que es un grupo muy pequeño, con lo cual es más fácil que no pasen de mi presencia, ji.De hecho, Sofia estaba entusiasmada con mi llegada, porque dice que últimamente se aburrían.
La entrada a los hospitales a los que he tenido que acceder está bastante controlada, pero, como siempre en EUA, es más fachada que verdadera seguridad. Si les muestro el pasaporte es suficiente para que me dejen pasar. Eso sí, muéstralo cada vez que pases, y échales una firmita. Los seguratas, generalmente negros o hispanos, van de tios duros pero al rato te hacen alguna bromita o comentario amable.
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