Oh, Ginebra! Ese enclave en medio de las montañas nevadas junto a su lago de márgenes tan bien delimitadas. Eso y chocolate con envolturas lujosas. Poco más que decir de Ginebra. Aparte de la tirria que le cogimos todos...todos los pasajeros de SwissAir, que es casi tan maravillosa como Ginebra.
La historia de este viaje a NYC, sí, empieza en Ginebra. Tenía que servir simplemente de ciudad de enlace hacia Nueva York, por SwissAir. El viaje empezó como sospeché, con chocolatina...Eso, en singular. Bien, el aeropuerto de Ginebra es pequeño, no tiene pérdida. Durante el vuelo, las espectaculares vistas de los Alpes, eso sí. Colgaré fotos que me pasarán.
Una vez en tierra, haciendo tiempo, saqué la foto del avioncito de SwissAir, con su cruz y su fondo rojo tan estéticos. Durante la espera me crucé con un chico y por alguna razón pensé que me tocaría sentarme con él. Y, ¡efectivamente! Estábamos él, que se llama Ernest, yo, y , justo detrás, Oriol, un chico al que conocí porque buscaba alojamiento por la misma web que yo.
El avión era más bien pequeño, aunque tenía la tele personal que también tenían los de AirFrance. Estábamos un poco encogidos. Ernest y yo empezamos a charlar sobre el motivo del viaje, etc, etc durante unas dos horas o así. En ese rato iban anunciándonos que había problemas con las comunicaciones del avión y que estaban intentando arreglarlas. Finalmente, y sin mucha desesperación por su parte -cómo se nota que no están acostumbrados a reacciones como las que tendría un pasajero de Iberia-, nos anunciaron, muy educadamente, que no habían conseguido arreglarlo y que se cancelaba ese vuelo. Además, no habría otro hasta el día siguiente. Yo flipando. Jamás me imaginé que tendría ningún problema con esta compañía, por no sé qué buen feeling suizo. La suerte era poder contar con Ernest y Oriol y hacer piña. En la cola de espera delante de los mostradores de SwissAir (foto) dimos con otra chica española -había bastantes y casi con todos tuvimos contacto-, Elena, que se unió a nosotros.
Estuvimos no sé si 3 o 6 horas de pie haciendo cola no sabíamos para qué. Los de más adelante se iban enterando y nos lo contaban a los de detrás. De esta manera, y no de otra, se confirmó que hacíamos cola para que nos dieran un ticket para otro vuelo y nos informaran sobre el tema del hotel y la comida-cena. Hicimos tiempo charlando, contándonos nuestras vidas. El compi de Elena en el avión nos seguía la corriente. Era un americano grandote, mayor, tipo profesor universitario. Majísimo. Aprendió español en Colombia y le interesaba escucharnos hablar entre nosotros. Además, mientras hacía cola leía un libro sobre la aplicación de la teoría de la evolución a la ética. Curioso. Era de Boston. Otro referente en nuestra interminable lucha por no quedar SIEMPRE últimos en todas las filas que empezábamos, era un grupo de adolescentes rusos con problemas de visado. No entendemos por qué pero finalmente fuimos los últimos ABSOLUTOS de todas las filas simultáneas que había.
Nos resignamos, pillamos los billetes que la chica rubia del mostrador nos ofrecía -via Londres al día siguiente- y fuimos a hacer ooooootra cola para que nos dieran ticket de comida y hotel. El referente ruso iba por delante nuestro, de nuevo. Los pichones del grupo, o sea, Elena y Ernest sobre todo, se pusieron a jugar a tenis con una almohadita que Elena había robado del avión. Tenis con el pie, apunto, y sin preocuparse de molestar a la gente que pasaba o de colar la almohadita en el techo del aeropuerto. En ese punto ya estábamos demasiado cansados y hambrientos como para respetar nada...ginebrés. Nos dan los tickets e incluyen minutos de llamadas telefónicas gratis por petición de Elena, que era nuestra "espabilada" del grupo.
De ahí a esperar el minibus (foto) hacia el hotel Crowne Plaza.
Pedimos dos habitaciones dobles, para mí y Elena y para Ernest y Oriol. Las que nos dieron valen unos 200 euros!! Las fotos están sacada de su web y son casi idénticas a las habitaciones que teníamos: tés, cafés, etc, gratis; albornoz y jabones y lociones relajantes e hidratantes en el baño; jabón Dove para lavarse las manos; kit de coser de emergencia de regalo; chocolatina y boli y libretita de regalo; opción de conectarse a internet via cable o wireless pero pagándolo muy caro; aparato colgador de pantalones para plancharlos, etc. Casualmente nos fijamos en una especie de flyer que había sobre el escritorio. No nos lo podíamos creer!!: piscina climatizada, jacuzzi, saunas, sala de fitness, masajes, etc...todo INCLUIDO! Llamamos a consergería unas 5 veces preguntando por todo lo que estaba incluido para estar seguros y no hacer el pringao: las llamadas gratuitas -sólo tres minutos, lo que al final se tradujo en no hacer llamadas de más de tres minutos!!- , internet -que no era gratuito, para usarlo tuvimos que bajar a ordenadores business que tenían en el hall y comprar una tarjeta de 15 minutos por más francos suizos de los que hubiéramos querido-, el spa, etc.
Así decidimos que esa tarde-noche nuestro plan sería: antes de cenar, piscina, jacuzzi y saunas, después cenar y después ir a tomar algo por Ginebra o en el bar lujoso hiperfashion del hotel. Y así fue: Ernest, Elena y yo -Oriol se quedó roque- nos pusimos nuestros trajes de baño y nos metimos en el spa. Primero nadamos un poco, yo con tablita de tergopol. Super relajante, con sólo 2 o 3 personas más en la piscina. Después, jacuzzi para nosotros tres solos tras irse unas polacas -a una de las cuales Elena le dijo "te quiero" en polaco-. Hicimos varias sesiones de 15 minutos. Espectacular. Finalmente, Elena y yo nos metimos en los baños de chicas y descubrimos las saunas. Primero la finlandesa, en la que casi me da un yuyu cuando ella empezó a echar demasiada agua sobre las piedras. Después, la normal, que al principio me resultó asfixiante, un poco angustiosa. Tras la sesión spa, a ducharnos con los jabones aromaterápicos y a cenar.
El restaurante del hotel era igual de fashion que el hall. Lo cutre era la carta. Por el vale sólo podíamos gastar 20 francos en la cena. Lo cual quería decir un solo plato de...macarrones con tomate!!! Cutres, cutres. Lo mejor, el parmesano que los acompañaba, claro. Aun así tuvimos que cambiar algunos euros por francos en la centralita para pagar el exceso.
Finalmente, medio muertos de cansancio ya, a tomar algo al bar chic del hotel. Y caro! Eliminamos los francos que nos sobraban, así. Ah, por cierto, los francos suizos parecen de monopoly, y tienen muchos colorines. Después de mucha cháchara contándonos vida y milagros, a momiiiirrr!
Al día siguiente nos levantamos temprano, con la pretensión de aprovechar los rayos UVA que había gratis también y la sala de relajación del gimnasio. Pero no dio tiempo a causa del...espectacular desayuno buffet libre!!! Eso compensó la cena. Válgame dios! De desayunos sí que saben los suizos!! Había de todo!!: pancakes con maple syrope, huevos revueltos, varios tipos de salchichas, cottage, mermeladas caseras, mostaza de dijon, quesos ahumados suizos, embutidos italianos, todo tipo de bollos y panecillos, zumo de naranja sanguina, nutella!!, quesos babybell, ensaladas de frutas de varios tipos, mantequillas de varios tipos, yogures de todo tipo incluso de aloe vera, salmón ahumado con eneldo!!, etc, etc. Increíble. Aparte de comer bastante, nos llevamos víveres para el resto del viaje (foto).
Finalmente dijimos adiós y que os den a los simpatiquísimos empleados del hotel -los suizos son caraculo o son caraculo?- y cogimos el minibus de vuelta. La impresión fue que los ginebreses al menos son unos agarrados increíbles y te hacen pagar absolutamente por todo y por separado además (la guarniciones iban aparte, por ej, y siendo un hotel de convenciones es increíble que hagan pagar por el wifi).
Hasta ahí la aventura en Ginebra.
Siento haber sido tan minuciosa con los detalles pero es que valía la pena!!!
S
La historia de este viaje a NYC, sí, empieza en Ginebra. Tenía que servir simplemente de ciudad de enlace hacia Nueva York, por SwissAir. El viaje empezó como sospeché, con chocolatina...Eso, en singular. Bien, el aeropuerto de Ginebra es pequeño, no tiene pérdida. Durante el vuelo, las espectaculares vistas de los Alpes, eso sí. Colgaré fotos que me pasarán.
Una vez en tierra, haciendo tiempo, saqué la foto del avioncito de SwissAir, con su cruz y su fondo rojo tan estéticos. Durante la espera me crucé con un chico y por alguna razón pensé que me tocaría sentarme con él. Y, ¡efectivamente! Estábamos él, que se llama Ernest, yo, y , justo detrás, Oriol, un chico al que conocí porque buscaba alojamiento por la misma web que yo.
El avión era más bien pequeño, aunque tenía la tele personal que también tenían los de AirFrance. Estábamos un poco encogidos. Ernest y yo empezamos a charlar sobre el motivo del viaje, etc, etc durante unas dos horas o así. En ese rato iban anunciándonos que había problemas con las comunicaciones del avión y que estaban intentando arreglarlas. Finalmente, y sin mucha desesperación por su parte -cómo se nota que no están acostumbrados a reacciones como las que tendría un pasajero de Iberia-, nos anunciaron, muy educadamente, que no habían conseguido arreglarlo y que se cancelaba ese vuelo. Además, no habría otro hasta el día siguiente. Yo flipando. Jamás me imaginé que tendría ningún problema con esta compañía, por no sé qué buen feeling suizo. La suerte era poder contar con Ernest y Oriol y hacer piña. En la cola de espera delante de los mostradores de SwissAir (foto) dimos con otra chica española -había bastantes y casi con todos tuvimos contacto-, Elena, que se unió a nosotros.
Estuvimos no sé si 3 o 6 horas de pie haciendo cola no sabíamos para qué. Los de más adelante se iban enterando y nos lo contaban a los de detrás. De esta manera, y no de otra, se confirmó que hacíamos cola para que nos dieran un ticket para otro vuelo y nos informaran sobre el tema del hotel y la comida-cena. Hicimos tiempo charlando, contándonos nuestras vidas. El compi de Elena en el avión nos seguía la corriente. Era un americano grandote, mayor, tipo profesor universitario. Majísimo. Aprendió español en Colombia y le interesaba escucharnos hablar entre nosotros. Además, mientras hacía cola leía un libro sobre la aplicación de la teoría de la evolución a la ética. Curioso. Era de Boston. Otro referente en nuestra interminable lucha por no quedar SIEMPRE últimos en todas las filas que empezábamos, era un grupo de adolescentes rusos con problemas de visado. No entendemos por qué pero finalmente fuimos los últimos ABSOLUTOS de todas las filas simultáneas que había.
Nos resignamos, pillamos los billetes que la chica rubia del mostrador nos ofrecía -via Londres al día siguiente- y fuimos a hacer ooooootra cola para que nos dieran ticket de comida y hotel. El referente ruso iba por delante nuestro, de nuevo. Los pichones del grupo, o sea, Elena y Ernest sobre todo, se pusieron a jugar a tenis con una almohadita que Elena había robado del avión. Tenis con el pie, apunto, y sin preocuparse de molestar a la gente que pasaba o de colar la almohadita en el techo del aeropuerto. En ese punto ya estábamos demasiado cansados y hambrientos como para respetar nada...ginebrés. Nos dan los tickets e incluyen minutos de llamadas telefónicas gratis por petición de Elena, que era nuestra "espabilada" del grupo.
De ahí a esperar el minibus (foto) hacia el hotel Crowne Plaza.
Pedimos dos habitaciones dobles, para mí y Elena y para Ernest y Oriol. Las que nos dieron valen unos 200 euros!! Las fotos están sacada de su web y son casi idénticas a las habitaciones que teníamos: tés, cafés, etc, gratis; albornoz y jabones y lociones relajantes e hidratantes en el baño; jabón Dove para lavarse las manos; kit de coser de emergencia de regalo; chocolatina y boli y libretita de regalo; opción de conectarse a internet via cable o wireless pero pagándolo muy caro; aparato colgador de pantalones para plancharlos, etc. Casualmente nos fijamos en una especie de flyer que había sobre el escritorio. No nos lo podíamos creer!!: piscina climatizada, jacuzzi, saunas, sala de fitness, masajes, etc...todo INCLUIDO! Llamamos a consergería unas 5 veces preguntando por todo lo que estaba incluido para estar seguros y no hacer el pringao: las llamadas gratuitas -sólo tres minutos, lo que al final se tradujo en no hacer llamadas de más de tres minutos!!- , internet -que no era gratuito, para usarlo tuvimos que bajar a ordenadores business que tenían en el hall y comprar una tarjeta de 15 minutos por más francos suizos de los que hubiéramos querido-, el spa, etc.
Así decidimos que esa tarde-noche nuestro plan sería: antes de cenar, piscina, jacuzzi y saunas, después cenar y después ir a tomar algo por Ginebra o en el bar lujoso hiperfashion del hotel. Y así fue: Ernest, Elena y yo -Oriol se quedó roque- nos pusimos nuestros trajes de baño y nos metimos en el spa. Primero nadamos un poco, yo con tablita de tergopol. Super relajante, con sólo 2 o 3 personas más en la piscina. Después, jacuzzi para nosotros tres solos tras irse unas polacas -a una de las cuales Elena le dijo "te quiero" en polaco-. Hicimos varias sesiones de 15 minutos. Espectacular. Finalmente, Elena y yo nos metimos en los baños de chicas y descubrimos las saunas. Primero la finlandesa, en la que casi me da un yuyu cuando ella empezó a echar demasiada agua sobre las piedras. Después, la normal, que al principio me resultó asfixiante, un poco angustiosa. Tras la sesión spa, a ducharnos con los jabones aromaterápicos y a cenar.
El restaurante del hotel era igual de fashion que el hall. Lo cutre era la carta. Por el vale sólo podíamos gastar 20 francos en la cena. Lo cual quería decir un solo plato de...macarrones con tomate!!! Cutres, cutres. Lo mejor, el parmesano que los acompañaba, claro. Aun así tuvimos que cambiar algunos euros por francos en la centralita para pagar el exceso.
Finalmente, medio muertos de cansancio ya, a tomar algo al bar chic del hotel. Y caro! Eliminamos los francos que nos sobraban, así. Ah, por cierto, los francos suizos parecen de monopoly, y tienen muchos colorines. Después de mucha cháchara contándonos vida y milagros, a momiiiirrr!
Al día siguiente nos levantamos temprano, con la pretensión de aprovechar los rayos UVA que había gratis también y la sala de relajación del gimnasio. Pero no dio tiempo a causa del...espectacular desayuno buffet libre!!! Eso compensó la cena. Válgame dios! De desayunos sí que saben los suizos!! Había de todo!!: pancakes con maple syrope, huevos revueltos, varios tipos de salchichas, cottage, mermeladas caseras, mostaza de dijon, quesos ahumados suizos, embutidos italianos, todo tipo de bollos y panecillos, zumo de naranja sanguina, nutella!!, quesos babybell, ensaladas de frutas de varios tipos, mantequillas de varios tipos, yogures de todo tipo incluso de aloe vera, salmón ahumado con eneldo!!, etc, etc. Increíble. Aparte de comer bastante, nos llevamos víveres para el resto del viaje (foto).
Finalmente dijimos adiós y que os den a los simpatiquísimos empleados del hotel -los suizos son caraculo o son caraculo?- y cogimos el minibus de vuelta. La impresión fue que los ginebreses al menos son unos agarrados increíbles y te hacen pagar absolutamente por todo y por separado además (la guarniciones iban aparte, por ej, y siendo un hotel de convenciones es increíble que hagan pagar por el wifi).
Hasta ahí la aventura en Ginebra.
Siento haber sido tan minuciosa con los detalles pero es que valía la pena!!!
S
3 comments:
Que stress lo de la noche en Ginebra y el viaje en el aeroplano a New York! Así yo también quiero que me anulen vuelos y encima conoces a un montón de gente superway!
Anque me cuesta reconocerlo, te lo mereces, que disfrutes del dia a dia en New York, pero recuerda que vas a escribir al menos un Nature de tu estancia, el Cell ya lo tienes! ( MIguel dice que el Nature directo es demasiado, primero va el Science, dejemos el nature para el 2008 con tu postdoc!
Records de Laura y Miguel, los deanandos agobiados!!!
Laura no es laura, sion que es Anna que no tienen gmail...ji ji ji
Petonets!
JAJAJAJA, al final no sé si eres Laura o Anna. Sea como sea, gracias, chicos!! Así que ahora mismito me pongo con el Science...bueno, quizás lo dejamos para el lunes! Jiji.
Quiero que me contéis cómo lleváis la chorrada esa del DEA, niños! Quién hay en el labo estos días?Algún otra incorporación transpirenaica? Quizás extracomunitaria? Qué exotismos! Ah, Europa, Europa!! Qué ganas! Creo que tengo que hacer más turismo por Europa. Y cuando lo haga, echaré de menos NYC, claro. Pufff, ya pienso en cuando me vaya y sólo llevo una semanita! Yo creo que me va a gustar más de lo que me pienso. Será interesante comparar mis opiniones de ahora con las de dentro de 3 meses, veremos..
Un besote para Laurita y Miguel, especialmente, y para todo el 4165, claro! Fent grup!!!
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